lunes, 16 de agosto de 2010

Canary Islands... do you know them?


Estos viajes de reencuentros siempre son instructivos; aprendo cosas al mismo tiempo que disfruto de todo aquello que, cuando estoy lejos, me causa nostalgia (oigo el "mi niño" al terminar la frase y ya sé que estoy en casa) pero también siento mucha tristeza porque, a medida que me hago mayor, voy viendo cosas que antes no podía ver por la inocencia. Todo está muy cambiado, el tiempo corre muchísimo cuando no estoy. Maldito.
Será porque tengo la carne harta de mundo... o será que he cambiado y ahora me divierten cosas diferentes. Me he acostumbrado al vino (Protos, por favor) y la segunda cerveza me causa un hipo incurable que me provoca náuseas y me impide montar en un taxi para volver a casa. Mi hermano dice que eso pasa porque estoy cerca de los 30, yo digo que pasa porque me he vuelto selectiva; o me llevas a una fiesta en condiciones, a un sitio en condiciones, donde no pongan los cubatas aguados, o mi cuerpo empieza a experimentar el rechazo absoluto.
Ayer estuve en una cafetería-hamburguesería surfera donde me sirvieron una fajita vegetal muy buena y descubrí que el Nestea de mango y piña sólo lo hacen para Canarias. Afortunadas, sí señor. Ése ha sido mi fetiche estos días en los que he tomado "algo" por fuera y creo que va a ser mi perdición estas vacaciones. Por lo menos renuncio a la Coke, que luego me deja hinchada como un globo.
Los días siguen estando nublados, pero hoy iré a la playa con mi madre... que no recuerdo cuándo fue la última vez. Tengo que volver como Beyoncé por lo menos, que de altura y dimensiones andamos parecidas, pero el tono tengo que mejorarlo.


*Foto de la Catedral de Santa Ana (Las Palmas de Gran Canaria)