domingo, 30 de septiembre de 2012

ISLAS VERDES

Contuve la respiración y seguí mirándola como quien mira una piedra preciosa. Ella caminó hacia mi con paso decidido, me hizo abrir la puerta de mi casa portando una bandera blanca y teniendo un gesto noble conmigo, una terrorista del cariño. Ella ha llegado entre la espada y la pared; ha pasado por delante y me ha guiñado un ojo, y dentro he visto un frondoso bosque verde y lleno de paz. Ha llegado en un tiempo de guerras terminadas y pasiones florecidas, otra vez. No me importa reconocerlo. Estoy desarmada y he vuelto a sentir eso que se me llevaron. Esta vez, con toda la conciencia, estoy de vuelta y es maravilloso.

jueves, 30 de agosto de 2012

Soy una montaña rusa donde nadie debería montarse, por lo menos de momento. Voy por la calle con la sensación de tener un francotirador apuntándome desde cualquier balcón, pero sólo es la rabia contenida. Hoy me han dicho que ya es hora de que salga, esa dichosa rabia; sí, claro, pero no es tan fácil. ¿Sabes cuánto tiempo lleva macerándose eso en mis adentros? Que es muy fácil hablar pero la empatía es un arte poco frecuente y muy difícil de llevar a cabo. Ya saldrá. Ese día en el que cuelgue mis cuadros y mis cosas en una casa que sea mía, que pague yo y que disfrute yo; a la que llegue y no se oiga ni un chirrido, ni un ladrido, ni una voz desagradable que se queje por todo. Paciencia, me dicen. Creen que no intento tenerla... Este fin de semana tendremos otra ola de calor y ya van unas mil en todo Agosto. Estoy acabando con la regla; son buenas noticias porque significa que el sábado estaré lista para embadurnarme de protector solar y tirarme en la playa como una lagarta-lagarta. Unas cervezas, un picoteo y despreocuparme del resto del universo por unas horas y, además, en buena compañía. Si tuviera que hablar de ella, de mi compañía del sábado, si tuviera que definirla en pocas palabras, no podría. Diría que es lo más parecido a una amiga de verdad de todas las que he tenido en mi edad adulta. Aún no lo es, digamos que está en proceso de pasar las pruebas de aceptación de mi propio y exclusivo club pero cada día que pasa me gana a pasos agigantados. Es un amor. Y nada más. Me he despedido, espero que para siempre, de cougar town. Una vez catada y recatada, degustada y relamida la cosecha del 66, pasamos a hacer como si fuésemos dos extrañas que han compartido un momento más que agradable y que ahora ponen una barrera por dios sabe qué motivos. Bienvenidos sean, porque tampoco esperaba una historia de amor imposible y sufrida, que ya vengo de flagelarme lo suficiente y lo indecible. Ahí queda, archivada en historias que se quedaron en el verano. Estoy cansada, no tengo ganas de seguir escribiendo. Últimamente tengo demasiada vida social y al mismo tiempo paso bastante rato sola, pero me empieza a gustar. Espero encontrar el equilibrio perfecto entre no necesitar compañía y no volverme una ermitaña.

viernes, 24 de agosto de 2012

A lo mejor lo que tengo que hacer es dejar de ser una persona emocional, a lo mejor estoy equivocada. Tengo, tal vez, que convertirme en alguien aún más hedonista que ame los placeres y se olvide de entregarse. ¿Es que mis rasgos no le gustan a nadie? ¿No encajo en el gusto de las lesbianas de hoy día? Mi autoestima es un saco de boxeo lleno de gusanos. No gustar hace que no me guste, hace que me deteste. Siento no escribir tanto y siento que cuando escribo es para soltar mierda que no vale la pena leer. Ni siquiera yo lo haré. Intento no leer el renglón de arriba, escribiendo al mismo tiempo que olvido cada palabra.
A lo mejor estoy muy equivocada y condenada a ser carne de vampiras para siempre, aunque ahora que lo pienso yo también soy una vampira. Ésas que se nutren de mí, de mi compañía y que hacen que sienta que mi dignidad valga lo mismo que la cáscara de un plátano, también me alimentan. Dan de comer a mi lucha contra la soledad y el sentimiento de no valer un carajo. Aunque luego me sienta incluso peor que un cuarto plato... Y yo sueño con el amor verdadero, porque soy gilipollas. Porque creo que hay una, entre todas las mujeres. Una capaz de hacerme sentir y olvidar.


viernes, 3 de agosto de 2012

TENGO MARIPOSAS EN EL ESTÓMAGO...
DEBERÍA CONTENER LA RESPIRACIÓN Y ATESORAR EL MOMENTO.
Y NO ESPERAR NADA, NUNCA.

jueves, 19 de julio de 2012

Trying to be happy

Todo el mundo habla, pero nadie me dice nada. En estos días de miseria económica retransmitida por televisión, me embargan la tristeza y la desazón propias del momento, como a todo hijo de vecino pobre. Lo que sea de mi me importa más bien poco, lo que quiero es gastar el tiempo en lo que me place; aunque eso suponga tocarme los rizos. Estoy harta de los mesías, los profetas, los gurús y todas esas personas que parecen saber más que yo de la vida y de mi coño. Cómo llegar a entender que me la suda todo y que ni siquiera me importa decir me la suda, que vivo el momento y que no quiero opiniones sobre lo que haga o deshaga. Que a veces no pido un abrazo con tal de que no me pregunten por qué lo necesito. Que no voy a permitir ser juzgada, condenada, castigada. Que sólo intento ser feliz y no me importa dejar pasar los días mirando al horizonte, eclipsada por la belleza de los colores que toma el cielo cuando amanece.

miércoles, 18 de julio de 2012

En brazos de la mujer madura vol. I

No he hecho caso de mi psicóloga; su consejo fue claro, sabio y recalcó que, ante todo, debías ser yo misma y elegir lo que me apeteciese. Pues me apetece tener sexo con ella, con la mujer madura, un sexo afectuoso y divertido que está haciendo desaparecer la sensación de abandono que arrastro desde hace tanto tiempo. Puede que el letargo haya terminado, puede que me nutra y aprenda y que sea cierto que la edad no importe, sino enriquezca y que haya que vivir el momento por encima de todo lo demás. Es lo que hago. Estoy aquí para eso. Cada paso que doy es un momento más de recuperación y el reencuentro conmigo está siendo precioso.

domingo, 8 de julio de 2012

La sensación es de robo; de que me roban algo... De que se llevan algo de mi que jamás voy a poder recuperar y que esa persona atesorará para siempre, aunque ni siquiera esté interesada en tenerlo. Me roban y me dejo, porque se supone que es una necesidad básica que debo cubrir y con la que estoy de acuerdo porque, además, lo deseo. El plan es dejar las cosas claras desde el minuto cero y disfrutar sin más, pero hay algo dentro que me dice que no es suficiente, que no es lo que necesito. La piel y sus antojos encierran más complejidad de la que aparentan y, aunque el asunto sea cuestión de dos, enredarse en la cama y confabular contra lo establecido es ardua tarea. Yo me hago la fuerte para auto convencerme de que estoy capacitada para desconectar los cables que conectan el corazón con el coño y, a ratos, hasta lo consigo. Pero estoy empezando a pensar que es contraproducente inmiscuirse, dar una caricia o un beso de más, fuera de la cama, fuera de las cuatro paredes que miren la desnudez de unos cuerpos abandonados a la carne. No sé medir los tiempos, las miradas ni los acercamientos porque no sé cuándo procede y cuándo no. Lo normal es correrte y marcharte, dar las gracias por la velada a lo sumo, para no esperar correspondencia un día de estos, para luego no echar de menos que me toquen los rizos hasta que me duerma...