jueves, 1 de marzo de 2012

We found love in a hopeless place

No para de sonar la de Rihanna, ya lo sé; por ahí esperan que sea anti comercial y anti todo lo preestablecido y precocinado, pero ésta, la de Rihanna es la que es porque es la acertada. Empieza con ella hablando, en un tono suave, y de repente la música estalla en ebullición con la sensación de que es una canción para poner cuando celebres algo. Para mí, habla de una pérdida. We found love in a hopeless place, encontramos amor en un lugar sin esperanza. Con esta canción recuerdo que este hopeless place me deja un amor encontrado que no ha podido florecer, porque la tierra era yerma y seca y no ha llovido lo suficiente.
No voy a utilizar mi dedo índice para señalar un punto del mapa y escupirlo más tarde porque, en realidad, el lugar podría haber sido otro y todo hubiera sido de otra forma, tal vez. El caso es que ahora mismo estoy sumida en un enorme dejavù, separando pertenencias, asegurándome de atesorarlo todo para que quede constancia de la lucha, del intento y de los ratos en los que fui feliz.
Es curioso tener tantos cambios de humor, atravesar tantas fases diferentes y que incluso las orejas mojadas de mi perra, hagan que me replantee un cambio tan necesario como destructor. A ratos viene el estado al que llamo Estado Hair (Hair, por el musical) porque es en el que justifico lo que está ocurriendo de una forma despreocupada, donde no busco otros culpables que no sean el destino, los fallos en las interconexiones de los chacras, o la vida en sí misma; defendiendo que somos seres individuales, capaces de seguir caminando y superarlo todo porque somos extraordinariamente extraordinarios y… cosas de los restos de la maría que puedan quedar en mi, con Janice Joplin de fondo. En otras ocasiones, como es el caso del día de hoy, atravieso el estado de junkie del amor, en el que incluso intento negociar una continuidad romántica, algo muy poco propio de alguien tan inteligente como yo puesto que sé que las cosas no funcionan así, no, pero a veces es inevitable querer arriesgar hasta el último puñado de dólares por una buena dosis de ese amor que, quizás no es el mejor que hayamos tenido, quizás no nos haga mucho bien, pero que nos coloca tanto… También puedo escribir sobre el estado de la Loba Herida, la mujer fuerte que hay en mí, que se crece escuchando I´m every woman de Chaka Khan, mientras reorganiza su vida mentalmente y proyecta y piensa en el futuro, sin mujeres, sin compromisos emocionales, haciendo lo que siempre ha querido y siendo independiente y segura, mientras maldice y desprecia lo vivido en la última relación porque no le ha aportado más que lágrimas y soledad. En realidad, yo no soy ninguno de esos estados, pero los atravieso como si fueran descampados, mientras voy desnuda y desprovista de armas porque es lo que toca, por mucho que me quiera esconder tras una sonrisa forzada, fingiendo que no me afecta, porque en este lugar sin esperanza haya perdido el corazón.