sábado, 28 de abril de 2012

Tengo dos reinas viviendo bajo la garganta; una de ellas, a punto de abdicar, ha dejado todo el trabajo a la otra, convirtiéndola en su lacaya, explotándola y abusando de su lealtad al reino. Pero ha llegado el momento de que haya un reparto justo de trono y corona y que las dos reinen por igual, sin abusos ni excesos. Cada una en su sitio y cumpliendo con su cometido, como debió ser siempre, sin ninguna alteración.