domingo, 30 de septiembre de 2012

ISLAS VERDES

Contuve la respiración y seguí mirándola como quien mira una piedra preciosa. Ella caminó hacia mi con paso decidido, me hizo abrir la puerta de mi casa portando una bandera blanca y teniendo un gesto noble conmigo, una terrorista del cariño. Ella ha llegado entre la espada y la pared; ha pasado por delante y me ha guiñado un ojo, y dentro he visto un frondoso bosque verde y lleno de paz. Ha llegado en un tiempo de guerras terminadas y pasiones florecidas, otra vez. No me importa reconocerlo. Estoy desarmada y he vuelto a sentir eso que se me llevaron. Esta vez, con toda la conciencia, estoy de vuelta y es maravilloso.