jueves, 30 de agosto de 2012

Soy una montaña rusa donde nadie debería montarse, por lo menos de momento. Voy por la calle con la sensación de tener un francotirador apuntándome desde cualquier balcón, pero sólo es la rabia contenida. Hoy me han dicho que ya es hora de que salga, esa dichosa rabia; sí, claro, pero no es tan fácil. ¿Sabes cuánto tiempo lleva macerándose eso en mis adentros? Que es muy fácil hablar pero la empatía es un arte poco frecuente y muy difícil de llevar a cabo. Ya saldrá. Ese día en el que cuelgue mis cuadros y mis cosas en una casa que sea mía, que pague yo y que disfrute yo; a la que llegue y no se oiga ni un chirrido, ni un ladrido, ni una voz desagradable que se queje por todo. Paciencia, me dicen. Creen que no intento tenerla... Este fin de semana tendremos otra ola de calor y ya van unas mil en todo Agosto. Estoy acabando con la regla; son buenas noticias porque significa que el sábado estaré lista para embadurnarme de protector solar y tirarme en la playa como una lagarta-lagarta. Unas cervezas, un picoteo y despreocuparme del resto del universo por unas horas y, además, en buena compañía. Si tuviera que hablar de ella, de mi compañía del sábado, si tuviera que definirla en pocas palabras, no podría. Diría que es lo más parecido a una amiga de verdad de todas las que he tenido en mi edad adulta. Aún no lo es, digamos que está en proceso de pasar las pruebas de aceptación de mi propio y exclusivo club pero cada día que pasa me gana a pasos agigantados. Es un amor. Y nada más. Me he despedido, espero que para siempre, de cougar town. Una vez catada y recatada, degustada y relamida la cosecha del 66, pasamos a hacer como si fuésemos dos extrañas que han compartido un momento más que agradable y que ahora ponen una barrera por dios sabe qué motivos. Bienvenidos sean, porque tampoco esperaba una historia de amor imposible y sufrida, que ya vengo de flagelarme lo suficiente y lo indecible. Ahí queda, archivada en historias que se quedaron en el verano. Estoy cansada, no tengo ganas de seguir escribiendo. Últimamente tengo demasiada vida social y al mismo tiempo paso bastante rato sola, pero me empieza a gustar. Espero encontrar el equilibrio perfecto entre no necesitar compañía y no volverme una ermitaña.