Con el título de esta entrada (gran frase de Jane, que se no se opone a que escriba sobre ella, pero sí de ella...???¿?¿¿¿) inauguro este día, en el que mis manos me han dado una tregua y me declaro en reposo indefinido. Eso de no hacer nada que no me apetezca (si no es una obligación de fuerza mayor) es una gran enseñanza que se me ha revelado; como cuando la cábala, como todas esas cosas que sé y por las que no me pagarán nunca porque no sirven para nada en el mundo de lo contante y sonante.
Mi educación es básicamente espiritual, sé que yo nunca tendré una carrera a menos que se me haga en las medias, que no uso. Además, soy autodidacta. Sólo escucho y observo y cojo lo mejor de cada casa, aunque también lo peor, y luego lo mezclo y lo bato hasta que lo hago mío. Como cuando cogí todos los retales de las religiones que me resultaban atractivas y construí una hecha a mi medida. Más tarde, he comprendido que las religiones sólo sirven para separar a la gente, por lo tanto, yo soy de las que lo llama "energía" en vez de dios y soy feliz pensando que todos formamos parte de una única conciencia. Aunque a veces eso signifique aceptar que yo soy el asesino, el ladrón, el violador, el dictador... y asumirlo como esas enfermedades que habitan en las células de mi cuerpo, pero que pueden desarrollarse o no.
Si yo no fuera yo, también me enamoraría de mí. Sobre todo cuando entro en estos trances de pseudo iluminación causados por haber retomado el yoga por las mañanas.
Qué feliz soy yo con mis asanas, en el suelo, en el silencio absoluto interrumpido sólo por mi respiración... mientras se hace de día.