martes, 17 de enero de 2012

Zoy grazioza, ¿vale?

En numerosas ocasiones me he visto forzada a sonreír porque, ante todo, soy una persona con mucha vergüenza por el prójimo. Sobre todo, si éste se está esforzando en que yo le enseñe los dientes de una manera amable, claro, aunque lo que me esté diciendo no le haga mover a una, ni siquiera, un poco la comisura derecha de una boca, deliciosa en este caso. Hemos debatido la humanidad y yo, incansablemente, sobre esa escasa simpatía mía o sobre mis usados recursos referentes a ella; es decir, cosas como el sarcasmo o el hijoputismo (un nivel un poco más alto que he conocido gracias a mierdas que me encantan, como Facebook). Nunca he vendido mi humor como inteligente, tengo mala leche y ya pero es que aquí, al sur de mi amantísima patria, donde gente como Lorca murió fusilada, por maricón, resulta que soy sosa. Sí, sosa, como las papas cuando no le echas sal y hoy, que me siento en plenitud mental y físicamente, aunque el coño me siga pesando horrores debido a sus dimensiones simétricamente perfectas, tengo que empezar a versificar mis conspiranoias, mis creencias y teorías sobre lo que me venga en gana, que será muchas veces.
Yo creo que hay una diferencia entre ser sosa y ser una saltimbanqui, por ejemplo, que es un término que me gusta mucho para definir a alguien que exalta cualquier gracia, comentario jocoso, como si de ello dependiese su estancia en la tierra. Y creo que es de mal gusto y falta de respeto, estar de cara al público en una tienda más o menos “bien” y comportarse como alguien que trabaja vendiendo pulseras en Ibiza. Lo siento, soy una nazi de la lengua y la compostura. Sí, la pierdo con el tercer whisky pero cualquier zorra lo hace, porque sigo teniendo hormonas femeninas pese a que me gusten más dos tetas que dos lápices y dicen que las mujeres toleramos menos la bebida, así que estoy excusada. Creo que se puede tener gracia sin llegar a ser un payaso medio fumado, inadaptado e incívico, que escucha Ojos de Brujo mientras se pone contento en algún bareto de la Granada punky que han jodido a base de firmas de mierda en las paredes. Suspiro. Es que me gusta Granada a rabiar y creo que la han jodido pero bien. Quien me conoce bien sabe que para mí ser graciosa me importa menos que le peguen un tiro a Leticia Sabater, pero sí es verdad que no me reconozco como sosa, en absoluto. Es como cuando un tío me confunde con una tía heterosexual; -No, mira, oye… ¿Sabes lo que es una tríbada? SONIDO DE GRILLOS…
SONIDO DE GRILLOS INFINITO.